Ética y valores empresariales: Catalizadores de la productividad
El pasado 21 de mayo asistí al seminario sobre ética y valores empresariales impartido por el Dr. Víctor Mercader en la sala de conferencias de COPARMEX.
Me gustó la conclusión a la que nos llevó el conferencista, la cual indica que la práctica de valores en un entorno empresarial es altamente rentable ya que motiva el trabajo productivo y de calidad, en contraste con la práctica de lo que el Dr. llama anti-valores, los cuales producen ambientes de trabajo tensos, improductivos y costosos.
En general estoy de acuerdo con lo que se vio en ese seminario pero me quedé pensando en un detalle. El Dr. Mercader insistió en basar sus argumentos sobre la premisa de que el propósito final de cada ser humano en el mundo es ser feliz. Yo no tendría inconveniente en aceptar dicha premisa, si el concepto de felicidad de las personas no fuera tan subjetivo. ¿Qué es la felicidad? O más específicamente ¿Qué es ser feliz?
Si consideramos la definición de felicidad de un diccionario veremos conceptos relacionados como estado de ánimo positivo, satisfacción, alegría y armonía, pero estas cosas no son el común denominador de la vida real que está llena de frustración, aflicción y sobresaltos; muchos de los cuales preceden aventuras, desafíos y logros que nos dejan aprendizaje que nos ha de servir para algo.
Si ser feliz es el propósito de todo ser humano en la vida, no me sorprende entonces que haya madres que abandonan a sus hijos, o funcionarios que roban el dinero destinado a dar beneficios a la comunidad. Esas personas actúan con valores muy bajos pero en sus primitivas mentes están; o buscando la felicidad (temporal cual sea) o evitando su antónimo, la infelicidad. Entonces ser feliz, como propósito de la existencia resulta egocéntrico.
Se que ser feliz es lo máximo a lo que muchos podrán aspirar en la vida, pero creo que hay algo mayor y mejor más allá de la felicidad, un propósito elevado que no se limita ni a mi persona, ni a mi generación y ni a mi tiempo y espacio. La prueba de esto son los logros y hazañas que a lo largo de la historia han impactado positivamente a la humanidad y que fueron llevados a cabo por hombres y mujeres que no creo que puedan responder si les preguntamos, ni siquiera al final de sus vidas, que fueron felices.
En lo particular creo que hay mucho más por encima de sólo lograr un estado de felicidad; más bien hablaría de cumplir, de llegar a la meta, de trascender mi vida e influenciar a mi generación y a mi descendencia contribuyendo positivamente en la medida de mis posibilidades y capacidades. Como dijo un gran hombre conocido como el apóstol Pedro: “el que quiera amar la vida y gozar de días felices, que refrene su lengua de hablar el mal y sus labios de proferir engaños; que se aparte del mal y haga el bien; que busque la paz y la siga. ¿Quién les va a hacer daño si se esfuerzan por hacer el bien? ¡Dichosos si sufren por causa de la justicia! Pues es preferible sufrir por hacer el bien que por hacer el mal”.
Le animo a que busque su propósito en la vida, porque recuerde que la diferencia entre un sueño y la realidad es la acción.
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