Si te vas a quejar, ten muy claro lo que vas a pedir.
Hace unos años, un jefe me enseñó una lección valiosa. Llegué a su oficina echando humo y quejándome de que un proveedor había mandado a la persona más inexperta que tenía, había dado una capacitación terriblemente mala, y que era obvio que no nos tomaban en serio. A continuación muestro más o menos cómo fue mi conversación con él.
– Entiendo que estás enojado. En este momento voy a hablar con su jefe. Lo que no me has dicho es exactamente qué le vamos a pedir.
– Que nos tomen en serio.
– Que nos tomen en serio no es tangible. Tenemos que pedir algo concreto.
Si te quejas sin pedir nada específico a cambio, estás llorando. Llorar no arregla los problemas, y yo no soy un llorón. Si quieres que haga la llamada, dime qué les vamos a pedir.
– Que repitan la capacitación con un instructor capacitado, sin costo.
Tomó el teléfono, les dio una santa regañada, y repitieron la capacitación sin cobrar, con una persona excelente. Esto evitó que se repitiera el mal comportamiento, pues se dieron cuenta de que tendría consecuencias.
Desde entonces, siempre procuro revisar: si me voy a quejar, ¿qué voy a pedir? Trato de evitar ser llorón lo más posible. ¿Y tú? ¿Pides o lloras?
Una solución sencilla, pero muy útil.
Muchas gracias